lunes, 26 de noviembre de 2012


EL POZO DE LAS NIEVES DE SALVATIERRA (4) 

Su fábrica es de mampostería de piedra careada sin enlucir formando hiladas regulares. La estructura del edificio se resuelve con dos torreones cilíndricos unidos y en la parte posterior diversas dependencias adosadas.  


El diámetro exterior de cada torreón es de algo más de 5 metros, siendo de más de uno el grosor de los muros para el máximo aislamiento térmico del exterior, y la altura de 11. Las cubiertas de estos torreones son cúpulas de rosca realizadas en ladrillo, que por la parte posterior responde a media naranja de mortero, con una terracilla circundante practicable y un somero antepecho con remate de tejas. Sobre la cúpula, y a modo de botón, se dispone una pequeña mesetilla, también practicable. Una escalera que arranca desde el sur, permite el acceso a la parte superior de los torreones pasando por encima de las cámaras de aislamiento. En estas se alojan diferentes dependencias vivideras y de servicio. Cada uno de los torreones cuenta con una entrada de reducidas dimensiones, siendo moderna la del torreón de levante y de acceso directo desde el exterior, en tanto que en el otro se dispone en la zona por la que se le adosan los cuerpos auxiliares; es decir, en el interior de estos para aislar los recintos térmicamente del exterior o de la zona de almacenamiento. Ambas torres se comunican entre sí por medio de un pequeño vano abierto a la altura de la zona abovedada. Un reducido cuerpo alto en forma de buhardilla cabalga entre los dos cuerpos cilíndricos, también como acceso a las terrazas desde la parte posterior de la construcción. La cubierta del cuerpo semicircular anejo se resuelve con tejado de piezas árabes dispuestas radialmente. Tapias y otros elementos completan la instalación.

En el interior de los pozos la nieve se apretaba mediante pisones, disponiéndola en capas, que acababan por convertirlo en hielo, separadas entre sí por paja, para mejorar y favorecer su conservación.

A veces se adosaban a la pared interior del pozo unas escaleras, que también podían ser de madera, por las que se descendía hasta el nivel de la nieve para extraerla.

La orientación de estos edificios era importantísima, ya que se situaban preferentemente en la umbría de un cerro, orientados hacia el norte para propiciar la máxima sombra en beneficio de mantener fresca la instalación como ocurre en este Pozo de Salvatierra.



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