EL POZO DE LAS NIEVES DE SALVATIERRA (4)
Su
fábrica es de mampostería de piedra careada sin enlucir formando hiladas
regulares. La estructura del edificio se resuelve con dos torreones cilíndricos
unidos y en la parte posterior diversas dependencias adosadas.
El
diámetro exterior de cada torreón es de algo más de 5
metros, siendo de más de uno el grosor de los muros para
el máximo aislamiento térmico del exterior, y la altura de 11. Las cubiertas de
estos torreones son cúpulas de rosca realizadas en ladrillo, que por la parte
posterior responde a media naranja de mortero, con una terracilla circundante
practicable y un somero antepecho con remate de tejas. Sobre la cúpula, y a
modo de botón, se dispone una pequeña mesetilla, también practicable. Una
escalera que arranca desde el sur, permite el acceso a la parte superior de los
torreones pasando por encima de las cámaras de aislamiento. En estas se alojan
diferentes dependencias vivideras y de servicio. Cada uno de los torreones
cuenta con una entrada de reducidas dimensiones, siendo moderna la del torreón
de levante y de acceso directo desde el exterior, en tanto que en el otro se
dispone en la zona por la que se le adosan los cuerpos auxiliares; es decir, en
el interior de estos para aislar los recintos térmicamente del exterior o de la
zona de almacenamiento. Ambas torres se comunican entre sí por medio de un
pequeño vano abierto a la altura de la zona abovedada. Un reducido cuerpo alto
en forma de buhardilla cabalga entre los dos cuerpos cilíndricos, también como
acceso a las terrazas desde la parte posterior de la construcción. La cubierta
del cuerpo semicircular anejo se resuelve con tejado de piezas árabes
dispuestas radialmente. Tapias y otros elementos completan la instalación.
En
el interior de los pozos la nieve se apretaba mediante pisones, disponiéndola
en capas, que acababan por convertirlo en hielo, separadas entre sí por paja,
para mejorar y favorecer su conservación.
A
veces se adosaban a la pared interior del pozo unas escaleras, que también
podían ser de madera, por las que se descendía hasta el nivel de la nieve para
extraerla.
La
orientación de estos edificios era importantísima, ya que se situaban
preferentemente en la umbría de un cerro, orientados hacia el norte para
propiciar la máxima sombra en beneficio de mantener fresca la instalación como
ocurre en este Pozo de Salvatierra.
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